SOBREVIVIR A UN CHOQUE BRUTAL
Este vídeo, en el que se ve cómo un policía de EEUU acude a ayudar a un compañero, me ha recordado aquella madrugada en la que un fotógrafo y yo tuvimos que salir disparados a cubrir un accidente de tráfico mortal en la Ronda de Dalt de Barcelona. Un coche se había estrellado contra una palmera de la mediana de esta miniautopista que circunvala la ciudad.
El coche accidentado, los bomberos, las ambulancias y la Guardia Urbana estaban todos aparcados en fila en el carril más rápido, el de la izquierda. Nosotros, ignorantes, detuvimos nuestro coche en el más lento, el de la derecha. Y no había arcén.
Un policía nos gritó que saliéramos de allí. "Somos periodistas. Vamos a hacer fotos", contestamos. Y no dio tiempo para más. Un coche que venía a toda velocidad se estrelló contra nuestro vehículo al intentar pasar por el único carril que dejamos libre, el del centro.
Corazón a mil
Todavía recuerdo el estruendo y la extraña sensación de una lluvia fina de cristales sobre mi cuerpo. También el latido desconmensurado en el pecho. Tanto el fotógrafo como yo salimos ilesos. El otro conductor resultó herido.
Los policías casi nos detienen por nuestra imprudencia. Pero nos salvó que el hombre que nos embistió iba tan borracho que le delataba el aliento.
Fue entonces cuando aprendimos que en un accidente de tráfico nunca hay que pararse en otro carril distinto al del accidente. Y además, hay que hacerlo siempre, después del coche siniestrado, para que sea éste el que actúe de parapeto.
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